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21 de Diciembre de 2019

¿Dónde quedó la Navidad? ¿Y ese gran hombre llamado Jesús de Nazaret?

Ha llegado el momento de recuperar el verdadero sentido de la Navidad

No lo olvidemos... Celebramos un nacimiento, el de uno de los mejores y más grandes hombres que nos ha dado la historia: Jesús de Nazaret.

Parece que hemos perdido el verdadero sentido de la Navidad. Cada año que pasa me resulta más triste y extraño ver cómo una fiesta como esta se ha convertido en una competición por ver quién compra los mejores y más caros regalos, quien ofrece los más suculentos manjares o qué ciudad alumbra sus calles de la forma más majestuosa.

Celebramos un nacimiento, un parto que trajo una vida que ha tenido un gran impacto en la de muchos otros seres que le sucedieron. Pero parece que nos hemos empeñado en quitar al parto su importancia y lo hemos hecho incluso con el mismísimo nacimiento de Jesús.

Lo que antes era un acto sagrado, ahora es un puro trámite hospitalario, un acto casi mecánico, sin alma, donde se impone el protocolo en lugar de respetar el bienestar de madre y bebé; donde todavía no se respeta ni el dolor de los padres cuyo bebé decide quedarse al otro lado de la vida; donde el trato a la mujer deja secuelas que después se disfrazan de depresión post parto (no olvidemos que toda "depre" tiene sus desencadenantes). Ya son demasiados los testimonios de nacimientos que leo donde la expresión "se armó el Belén" viene que ni pintada.

Jesús fue un súper hombre, un verdadero héroe que puso el amor a la humanidad por delante de su propia vida: fue capaz de acercarse a los "pobres y perdedores" y de desafiar a los "poderosos" del momento (sí, entre comillas, que el verdadero poder no es lo que algunos creen). Y no se ven niños que lo quieran imitar como a Spider-Man, pero esto es consecuencia de una sociedad que premia al mediocre, al vago y al idiota en lugar de hacerlo con la persona honesta, buema, trabajadora y humilde. Todos vemos cada día casos de quien se apropia del hogar ajeno sin que la ley haga nada, de quienes roban repetidamente y siguen en la calle, o de quienes eran pésimos estudiantes que se convierten en altos cargos... Así nos va.

Durante estas fechas, nos quedamos con la parte fácil: la de la fiesta derrochona, la borrachera que despide el año y la competición de adornos callejeros, donde nos encontramos hasta bolas de luz gigantes donde al entrar se escucha la música de Star Wars... (¿Really, George?). Uffff...

Quizá va siendo hora de mirar para adentro y no tanto al ombligo. Que el Imperio Romano se extinguió por pura estupidez (¡vaya! el mismo que acabó con Jesús, un hombre bueno; sin desmerecer a otros profetas, que gente buena hubo y sigue habiendo).

 

 

Es mi pequeña reflexión, me sale de las entrañas. Últimamente necesito decir lo que pienso (será cosa de la edad). Así, si me sigues por redes, sabes con quién caminas ;)

Y ahora sí.... 

 

¡¡¡¡¡¡FELICES FIESTAS a todo el mundo!!!!!!



¡¡Y PAZ y AMOR!!, que dirían los jipis de los 60.
¡Anda, mira!... lo que Jesús predicaba...

 

 

 

 

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